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Entre los miembros del Grupo de Visita, había un hermano lleno del espíritu militar. Era el hermano Ramón, quien guardó la pascua en el campo de batalla en Irak el año pasado. Y la foto tomada en ese momento, dio mucha emoción a toda la familia de Sion. Aquí está la entrevista del hermano Ramón, que tiene el deseo puro de ser un gran obrero del evangelio.

El año pasado, usted celebró la pascua en el campo de batalla. Por favor, explíquenos la situación de ese momento.

En aquel entonces, yo era uno de los guardias militares en el Campamento Bucca, Irak. Aunque sabía que debía celebrar la pascua y qué importante es esta fiesta, era difícil guardarla por estar en tiempo de guerra. El pastor de la iglesia de San Diego me enseñó por teléfono cómo podía guardar la pascua en el campo de guerra, pero el problema era tener tiempo para celebrar esta fiesta con el otro hermano.

Además, la celebración de la pascua que Jesús mismo había celebrado, podía causar problemas políticos con los iraquíes, porque la mayoría de ellos son musulmanes. Acercándose el día de la pascua, nuestro ejército estaba más ocupado y la tensión fue en aumento. Por esta razón, a veces trabajaba durante 30 horas sin descansar. Desde unas semanas antes de la pascua, pedía muchas veces a mi superior que me diera dos horas para celebrar la pascua con el otro hermano, pero cada vez que se lo pedía, me lo negaba.

Aunque había muchas dificultades, debíamos guardar la pascua sin falta. Así que cada día orábamos ansiosamente al Padre y a la Madre. Ningún castigo podía ser temible para nosotros. Porque las aflicciones presentes, no son comparables con la gloria venidera que recibiremos. Por fin, Dios respondió nuestra oración, y así pudimos tener 2 horas libres y celebramos la pascua sagradamente.

¿Qué bendición recibió después de celebrar la pascua?

Realmente he recibido mucha bendición después de celebrar la pascua. Creo que en ese momento, el Padre y la Madre estaban muy complacidos porque guardábamos la pascua venciendo todas las dificultades.

En ese lugar solo estábamos los dos, además la situación era muy peligrosa. Por eso orábamos mucho para no resbalar espiritualmente. Gracias al Padre y la Madre, recibimos mucha bendición y en ese entonces pudimos obtener algunos Libros de la Verdad del Padre. Estudiábamos siempre sus palabras para alimentarnos con alimentos necesarios del espíritu. Agradezco mucho al Padre y a la Madre no solo por permitirnos celebrar la pascua en Irak, sino también por permitirnos obtener los Libros de la Verdad del Padre en ese lugar.

Luego, en octubre del año pasado, gracias al Padre y la Madre pude venir a Corea por primera vez, participando en el Grupo de Visita del Extranjero. En ese momento también había muchos obstáculos y persecuciones que debía superar. Se demoró casi un mes el proceso para obtener la autorización militar. Por fin, por la ayuda de Dios, pude ser un miembro del Grupo de Visita del Extranjero.

¿Cómo predica usted el evangelio en el ejército?

En el ejército hay muchas oportunidades de buscar a nuestros hermanos y hermanas perdidos, pero también hay mucha persecución de los hombres. A veces se prohíbe predicar en el campamento, que es el lugar de trabajo. Unos hermanos fueron presionados con estas palabras: “A menos que alguien quiera conversar con ustedes, no deben tratar de comunicarse con la gente para predicar públicamente”.

Los hermanos contestaron que sí, y luego oraban mucho al Padre y a la Madre. Ya que Dios está con nosotros, muchas personas se nos acercaban y nos preguntaban: “¿Quién es la Madre celestial que están predicando?” Realmente Dios abrió y allanó el camino de la predicación.

¿Qué ha podido entender espiritualmente a través de esta visita a Corea?

Esta es mi segunda visita a Corea, pues también vine el año pasado. En esta visita Dios me ha permitido un profundo entendimiento espiritual y he podido sentir mucho amor de la Madre. Viendo el proceso de fabricación de cerámicas y visitando el Acuario de COEX, en donde había muchos tipos de peces, he podido pensar en la providencia de Dios quien me escogió como una preciosa vasija para predicar el evangelio, y me hizo ser un pescador de hombres. He podido comprender claramente que predicar a Dios es más valioso que otros trabajos del mundo.

Sobre todo, lo que me gustó más fue escuchar el sermón. Desde el sermón titulado: “Si obedecemos a Dios con fe, veremos los milagros de Dios”, todos los sermones me han emocionado. Especialmente cuando la Madre nos enseñó sobre el amor, mi corazón palpitaba rápidamente. Reconocí que escudriñar las palabras de Dios, esforzarse en la predicación, servir a los hermanos, cubrir los errores de los hermanos con amor y seguir las palabras del Padre y la Lección de la Madre sin quejas, es la obediencia.

¿Cuál es su ambición futura en el evangelio?

Cada día oro a Dios solo con el deseo de que me permita ser un gran obrero del evangelio. Quiero proclamar al Padre y a la Madre valientemente. Realmente quiero ser un gran obrero que lleve muchos frutos y cumpla la misión del evangelio.