한국어 English 日本語 中文简体 Deutsch हिन्दी Tiếng Việt Português Русский Iniciar sesiónUnirse

Iniciar sesión

¡Bienvenidos!

Gracias por visitar la página web de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial.

Puede entrar para acceder al Área Exclusiva para Miembros de la página web.
Iniciar sesión
ID
Password

¿Olvidó su contraseña? / Unirse

P. ¿Por qué Jesús vino en forma humana aunque Él es Dios Todopoderoso?

R. Dios ciertamente puede aparecer en forma humana si lo desea. Él es omnipotente y omnisciente. Dios tiene el poder de elegir estar o no en la carne.

Entonces, ¿por qué Dios mismo vino a la tierra como un bebé frágil y como un hijo? Podemos entender esto fácilmente al pensar quiénes somos.


Cristo vino para darnos el perdón de los pecados y la vida eterna


Jesús dijo que todos los seres humanos que viven en esta tierra son pecadores expulsados del cielo.

Mt. 9:13 “[…] Porque no he venido a llamar [buscar] a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”

Lc. 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Relacionando estos versículos con las palabras: “La paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23), podemos entender que todos los seres humanos son pecadores que cometieron pecados que merecen la pena de muerte en el cielo. La primera razón por la que Jesús mismo vino a esta tierra en la carne, fue para ser castigado en lugar de nosotros por nuestros pecados que merecían la muerte.

De acuerdo con la ley del Antiguo Testamento, si alguno quería liberar a un hombre condenado a morir, tenía que tomar su pecado en vez de él (1 R. 20:42). Es por eso que Dios vino con el nombre de Jesús y fue sacrificado en la cruz como la ofrenda por el pecado de los pecadores. Al ser castigado con la pena de muerte en lugar de nosotros, nos salvó del castigo.

Mt. 20:28 “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

Ya que Jesús, que es Dios, vino con este propósito, Juan el Bautista testificó que Jesús es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). El profeta Isaías en el Antiguo Testamento y el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento, también testificaron que Cristo vino en la carne y quitó nuestros pecados.

Is. 53:5-10 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. […] Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”

Ro. 8:3 “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;”

La ley especial establecida para nosotros por la propia sangre de Dios para que seamos perdonados de nuestros pecados y alcancemos la vida eterna, es la Pascua del nuevo pacto (Lc. 22:20).

Mt. 26:28 “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”

La Pascua del nuevo pacto es la verdad de la vida que Dios mismo estableció para salvarnos a los que no podíamos evitar el castigo eterno debido a nuestros pecados.


Cristo nos mostró el ejemplo de renacer a través del evangelio


La razón por la que Dios vino a la tierra en carne, no fue solo para ofrecerse en sacrificio por el pecado, sino también para enseñar y predicar el evangelio del nuevo pacto que se cumpliría a través de su sacrificio, esto es, la verdad que nos concede el perdón de los pecados y la vida eterna.

Jn. 13:15-17 “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. […]”

Jesús fue a muchas regiones de Israel y predicó el evangelio del reino de los cielos sufriendo muchas dificultades. Todas las enseñanzas y el evangelio que Jesús enseñó durante tres años son los ejemplos de fe para nosotros, que nos convertiremos en los herederos del cielo en el futuro. Es por eso que después de terminar su obra del evangelio para buscar y salvar a los pecadores, pidió a sus discípulos que enseñaran a todas las naciones a obedecer todas las cosas que Él había mandado (Mt. 28:20).

No es necesario mencionar que el evangelio que Jesús practicó es la verdad que nos guía al eterno reino de los cielos (Jn. 14:6). Hay numerosos ejemplos que Jesús mostró para que podamos ser perdonados de los pecados y entrar en el cielo.

Jesús fue bautizado para mostrarnos el principio de renacer con una nueva vida al sepultar el pecado, aunque Él era libre de pecado (Mt. 3:16). Jesús también enseñó que debemos guardar las fiestas del nuevo pacto para entrar en el cielo, guardando el Día de Reposo conforme a su costumbre (Lc. 4:16), celebrando la Pascua del nuevo pacto con sus discípulos (Mt. 26:17-28) y prometiendo el agua de la vida en la Fiesta de los Tabernáculos (Jn. 7:2, 37).

Además de las fiestas y las ordenanzas, Jesús mostró el ejemplo del verdadero Pastor (Lc. 22:24-27, Jn. 10:11-15), sirviendo a sus discípulos con un corazón manso y humilde (Mt. 11:29). Además, para enseñarnos la manera de vencer las tentaciones de Satanás a nosotros que somos débiles, Él mismo fue tentado y venció a Satanás con las palabras de Dios (Mt. 4:1-11). De esta manera, todos los ejemplos de Jesús se registran en la Biblia detalladamente para que podamos seguirlos. La vida de Jesús en sí es el manual que guía a las personas al reino de los cielos.


La potestad para perdonar pecados que solo pertenece a Dios


Finalmente, la razón por la que Dios Todopoderoso vino en carne fue a causa de nosotros, los pecadores del cielo.

La única manera de que un pecador sea libre del pecado es ser perdonado del pecado. Pero nosotros, los pecadores, nunca podremos lograrlo por nuestra propia justicia o fuerza.

Podemos entender esto incluso a través del principio terrenal. Generalmente, en un país donde se aplica la pena de muerte, un condenado a muerte puede ser perdonado solo por un líder del país, como el presidente o el primer ministro. Es lo mismo con nuestros pecados espirituales. Solo Dios puede perdonar los pecados que merecen la muerte, los cuales cometimos en el cielo.

Mr. 2:5-10 “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: […] Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados […]”

Dios vino en la carne para salvarnos por medio de su potestad de perdonar los pecados. Ya que participamos de carne y sangre, Dios también participó de lo mismo, sufrió nuestros dolores y llevó la carga de los pecados que debimos haber llevado nosotros.

Jn. 10:10 “[…] yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

He. 2:14-18 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. […]”

Si hubiera alguien que pudiera dar la vida, Dios no tendría razón alguna para venir en la carne. Sin embargo, nadie puede dar la vida eterna, ni siquiera un ángel, sino solo Dios.

Dios, el único que tiene la vida eterna en el universo entero, vino en la carne, dejando toda la gloria del cielo, para dar vida a sus hijos que perdieron su vida debido a sus pecados, y estableció la verdad de la Pascua del nuevo pacto por la cual podemos recibir la vida eterna (1 Ti. 6:16). Pero la Pascua del nuevo pacto, que fue establecida por la sangre de Cristo, fue abolida en 325 d. C. Desde entonces, nadie ha podido revelar la Pascua por un largo tiempo de 1600 años. Aunque está claramente escrita en la Biblia, nadie entre los numerosos teólogos y famosos eruditos de la Biblia pudo encontrar la verdad de la Pascua. Es porque ellos también son pecadores del cielo, y no Dios, quien tiene la autoridad de perdonar los pecados que merecen la muerte y de dar la vida eterna.

Para restaurar la Pascua del nuevo pacto, la verdad perdida de la vida, Dios ha venido en carne una vez más en esta época. Ellos son nuestro Padre y nuestra Madre celestiales. Aun con una señal —la Pascua del nuevo pacto—, podemos confirmar que el Padre y la Madre celestia les son el verdadero Dios. Ya que hemos recibido a Dios Elohim que ha venido en la carne en esta época según las profecías seguras de la Biblia, debemos predicar con más diligencia el amor de Dios contenido en la Pascua del nuevo pacto, creyendo que Dios Todopoderoso ha venido a la tierra con la semejanza humana, que es menor que los ángeles, solo para perdonar nuestros pecados.