한국어 English 日本語 中文简体 Deutsch हिन्दी Tiếng Việt Português Русский Iniciar sesiónUnirse

Iniciar sesión

¡Bienvenidos!

Gracias por visitar la página web de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial.

Puede entrar para acceder al Área Exclusiva para Miembros de la página web.
Iniciar sesión
ID
Password

¿Olvidó su contraseña? / Unirse

Ninguna parte de los sermones en texto puede ser imprimida o difundida. Por favor, grabe en su corazón lo que ha entendido, para compartir la fragancia de Sion.

El Misterio de los misterios

En el estudio de los 66 libros de la Biblia, el tema más importante es entender a Cristo y establecer nuestra fe sobre él; porque la Biblia dice que Cristo es el gran misterio.

Hace unos dos mil años, los israelitas sufrían terriblemente bajo la opresión del gobierno romano. La única esperanza que los sostenía era que el Mesías, profetizado en la Biblia, vendría y los libraría de la opresión. Su búsqueda y espera del Mesías les daba fuerzas para soportar la dominación romana. Sin embargo, cuando el Mesías, Jesucristo, vino a ellos, lo rechazaron, crucificando al Salvador que con tanta ansiedad habían esperado.

Para los israelitas, Dios era mucho más precioso que sus propias vidas; preferían morir antes que abandonar su fe. No obstante, crucificaron al Dios que tanto habían amado y valorado. ¿Pero qué les hizo cometer semejante pecado? Si no conocemos la razón, cometeremos el mismo pecado cuando Dios venga de nuevo en estos últimos días.


Dios Todopoderoso vino como un hombre

Primero, necesitamos hacer un estudio de Jesús; veamos quién es él en su naturaleza.

Col. 1:13-18 『Porque en él [en Cristo] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.』

Jesús es el Dios que creó todas las cosas; este Dios Todopoderoso vino a esta tierra en forma humana, llevando el nombre de Jesús.

En aquellos días, los israelitas tenían una idea fija con respecto a Dios. Pensaban únicamente en el Dios omnipotente que, con su palabra, había hecho la luz, había dividido los cielos y la tierra y había aparecido en un torbellino y en una tormenta.

Hace 3.500 años, cuando Moisés sacó a los israelitas de Egipto, Dios aterrorizó a los egipcios con diez milagros sobrenaturales. Israel esperaba que el Mesías viniese a la tierra con ese mismo poder y aquella misma gloria. Asimismo, los cristianos de hoy esperan que Dios venga con la misma gloria visible.

El apóstol Juan describió la naturaleza divina de Jesús como sigue.

Jn. 1:1-14 『En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. […] En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. […] Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.』

En los días de Jesús, los líderes religiosos estaban seguros de reconocer fácilmente a Dios el Creador, quien había dicho"sea la luz", cuando viniese como el Mesías. Sin embargo, no lograron recibir a Dios el Creador del mundo; por el contrario, lo odiaron y rechazaron, y llegaron, incluso, a crucificar al Dios que había venido a lo suyo.

Los israelitas habrían reconocido a Dios si hubiera aparecido con su majestad y con sus ángeles; porque esa apariencia gloriosa estaba profundamente grabada en sus corazones. Pero, contrariamente a sus expectativas, Cristo vino a esta tierra hecho menor que los ángeles.

He. 2:6-8 『¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos;』

¿Cómo habrían podido los israelitas imaginar a Dios hecho menor que los ángeles? A pesar de que Dios mismo había venido a ellos, le escupieron en la cara y lo golpearon con sus puños. Se dedicaban a buscar a Dios en la sinagoga, pero lo rechazaron completamente por haber venido de una manera contraria a sus expectativas; porque nunca se les había ocurrido que Dios vendría como un hombre, hecho menor que los ángeles. Cuando Jesús vino, hecho menor que los ángeles, ni siquiera sus hermanos creyeron en él, y sus familiares lo tomaron por loco.

Así, vemos que no creyeron en Jesucristo. Los discípulos les decían repetidas veces que creyesen; si hubiera sido fácil para todos creer en él, no habrían dicho tantas veces"crean en el Señor Jesús". El hecho de que hayan predicado a Jesucristo de esta manera, implica que era difícil creer en él; porque era un Dios totalmente distinto del que habían concebido y deseado. Ahora es necesario que estemos plenamente convencidos de que Cristo es"el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades", para que lo comprendamos y recibamos.

Col. 1:26-27 『el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,』

Col. 2:2-3 『[…] hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.』

Todos los profetas y los autores de los evangelios testificaron que Cristo era Dios, que había creado todas las cosas (Is. 9:6, Col. 1:16, Jn. 1:1). El Todopoderoso Dios vino a esta tierra y fue ejecutado por los llamados creyentes.

¿Por qué la Biblia narra cómo rechazaron a Jesús? Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron (Ro. 15:4). Como ellos, la mayoría de las personas de hoy tienen una idea fija acerca de Dios; nunca se lo imaginarían hecho menor que los ángeles, y con ese concepto esperan la segunda aparición de Cristo en su terrible y espantosa majestad.

Debemos desechar las ideas que nos hemos hecho sobre Dios. Él es omnisciente y omnipotente, puede aparecer en su majestad o en forma humana, y nacer de una virgen o de padres físicos. Si nos formamos ideas propias sobre Cristo, no podremos recibirlo en estos últimos días.


No califiquen a Dios según su propia forma de pensar

La mayoría de los coreanos piensan que el gallo canta"ko-kio", el perro ladra"mong-mong", y el gato maúlla"ya-ong". No obstante, los estadounidenses consideran que los gallos cantan"ki-ki-ri ki-ki", los perros ladran"bau-guau", y los gatos maúllan"miau". Esta disparidad no existe porque dichos animales hablen diferentes idiomas; pero la gente de cada país piensa que emiten sonidos diferentes según el lugar, porque han aprendido a oír los sonidos de esa manera desde su infancia.

Por ejemplo, el pistilo de una flor se nos muestra amarillo a nosotros, pero los perros lo ven blanco (porque los perros no distinguen colores y perciben las cosas solo en blanco y negro), y las abejas lo aprecian de color rojo. ¿Podemos decir con certeza que el color que percibimos es el real? ¿Podemos creer con seguridad que todos nuestros sentidos son totalmente confiables?

Analicemos el movimiento de traslación de la Tierra. La Tierra se mueve alrededor del Sol con una velocidad de 108.000 km por hora. Sin embargo, nuestro cuerpo no siente ninguna velocidad. Además de esto, hay muchísimas cosas que no podemos percibir con nuestros sentidos; pero la mayoría de las personas reconocen solo las que pueden ver y apreciar con los sentidos, y creen que únicamente lo que piensan es correcto. ¡Qué tontos son!

No podemos hacer diferencia entre la verdad y la falsedad utilizando nuestros propios sentidos. Por eso Dios dijo:"No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor" (1 Co. 4:5). Sin embargo, muchos interpretan la Biblia a su propia manera; cada uno insiste en que su interpretación es verdadera, al punto de negar la verdad pronunciada por el propio Dios. ¡Qué blasfemia!

No debemos creer tan solo en lo visible. En lugar de insistir en nuestras propias ideas, es preciso que pidamos a Dios que abra nuestros ojos espirituales para leer la Biblia con un correcto entendimiento; porque no podemos recibir bien a Cristo con nuestra manera de pensar.

¿Desde qué punto de vista debemos mirar a Cristo? Tenemos que mirarlo con los ojos de los que serán salvos, de modo que lo comprendamos cabalmente y obtengamos la salvación; porque el fin de nuestra fe es la salvación de nuestras almas. Miremos a Cristo con esos ojos.

Ap. 14:1-5 『Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, […] y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.』

Desde el punto de vista de los 144 mil que fueron redimidos, Cristo mora en Sion. Tenemos que encontrar a Sion y conocer su ley, para poder hallar a Cristo. A los ojos de los que están fuera de Sion, Cristo no puede ser encontrado. No debemos ver la Biblia desde la perspectiva de una iglesia, a pesar de lo que diga, o desde el enfoque de una persona.

Piensen en los pistilos amarillos de las flores. Solo el ojo humano puede percibir su color como amarillo; ni los insectos como las abejas, ni el resto de los animales, pueden verlo de la misma manera. No podemos entender a Dios sin comprender este misterio. Necesitamos conocer al menos una parte de la creación de Dios para poder entender la Biblia. Muchos caen en el error al intentar ver la palabra de Dios –que es el misterio del Admirable Consejero– con la finita mentalidad humana y su muy limitado entendimiento.


Cristo, el Misterio de los misterios, a quien encontramos en Sion

Apocalipsis 14 nos muestra que Cristo habita en Sion. El Cordero mora en Sion con los 144 mil que fueron redimidos. Averigüemos qué significa Sion.

Is. 33:20-24 『Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes […]. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte […]. Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.』

Sion es el lugar donde se celebran las fiestas de la Biblia. Dios es el Juez, el Legislador y el Rey del pueblo que mora con él en Sion. Así como en el mundo hay una ley por la cual un rey rige a su pueblo, del mismo modo hay una ley del nuevo pacto por la cual Dios, el Rey de Sion, gobierna a su pueblo.

Cada país posee leyes diferentes. La población de un país no se adapta fácilmente a las leyes de otra nación. Igualmente, los que no son del pueblo de Dios no están dispuestos a cumplir las leyes de Sion que Dios ha establecido, pues no son el pueblo del reino.

Es en los últimos días que Dios proclama su ley en Sion (Mi. 4:1). Muchos correrán a Sion para hallar el camino de la salvación. En el día del juicio, aquellos que no conozcan la ley de Sion serán juzgados por dicha ley (el nuevo pacto). Sin habitar en Sion, nadie puede conocer la ley ni evitar el juicio de Dios. Debemos romper las ideas fijas para poder encontrarnos con Dios, de quien da testimonio la Biblia. Ahora investiguemos qué bendiciones envía Dios a su pueblo de Sion.

Sal. 132:13-14 『Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido.』

Sal. 133:1-3 『¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.』

De este modo, Dios ha elegido a Sion y la ha hecho su habitación, desde donde envía bendición, la vida eterna. Únicamente desde el punto de vista del pueblo de Sion se puede reconocer a Cristo, el más grande Misterio de todos los misterios; solo los que moren en Sion lo recibirán y tendrán la bendición de la vida eterna, porque Dios les hace verlo todo desde su propio punto de vista y evaluar las cosas de acuerdo a sus propios estándares.

Solo en Sion podemos comprender a Cristo, el gran misterio desde los siglos. Dios nos ha dado a los que estamos en Sion, la bendición de la vida eterna y la invitación al reino de los cielos. ¡Qué preciosa es la invitación de Dios!

Hay hermanos y hermanas que no pueden reconocer a Cristo porque sus ojos espirituales no han sido abiertos. Guiémoslos pronto a Sion para que se abran sus ojos espirituales y reconozcan a Cristo, el misterio de Dios. Compartamos con ellos la bendición de la salvación, entregándoles la invitación de Dios; entonces recibiremos la alabanza de Dios cuando regresemos a nuestro hogar celestial.