Ninguna parte de los sermones en texto puede ser imprimida o difundida. Por favor, grabe en su corazón lo que ha entendido, para compartir la fragancia de Sion.
Dios mira todo
Con las bendiciones y la gracia de Dios, ha llegado el año nuevo. Saludando otro año en Dios, deseo que todos ustedes, pueblo de Dios, se preparen para el eterno reino de Dios incrementando su fe y conocimiento de Dios.
Hay algunas personas del mundo que actúan como si Dios no existiera, mientras confiesan con sus bocas que Dios existe. Por supuesto, ninguno de los miembros de Sion se comporta de esa manera, pero muchas personas del mundo aún no comprenden la voluntad de Dios y son ignorantes de la existencia de Dios. Esa es la razón por la que se entregan a toda clase de malos hábitos y obras.
Dios ve y sabe todas las cosas. Por eso la Biblia dice que el "Dios de justicia" juzgará tanto a los justos como a los inicuos según sus obras (Mt. 16:27, Is. 30:18).
Dios mira a todos los moradores de la tierra
Un niño encontró algunos cables eléctricos y chatarra de metal, esparcidos en los alrededores del camino por el que iba. El niño miró a su alrededor para ver si había alguien más cerca de él que pudiera ser el dueño de esas cosas, pero no pudo ver a nadie más en la vasta llanura. Después se dijo a sí mismo: "¡Oh, sí! Llevaré esto al vendedor de dulces y lo cambiaré por algunos caramelos", y empezó a enrollar los cables eléctricos que estaban dispersados en el suelo. Cuando estaba a punto de salir con el rollo de cables eléctricos, de pronto se escuchó una voz estruendosa que salía de arriba.
"¡Pequeño ladrón! ¡Regresa esas cosas que has tomado!"
Sobresaltado, el niño levantó la mirada, y vio a un técnico que lo observaba mientras trabajaba en un poste eléctrico.
Así es como piensan los humanos. Ellos tienden a cometer maldades porque piensan que nadie los ve y que nadie sabe a dónde van. Sin embargo, Dios está mirando todo lo que hacen. Cuando miran a su alrededor y sienten que no hay nadie observándolos, deben comprender la existencia de Dios que los mira desde el cielo. La Biblia advierte que los que no están conscientes de Dios y cometen maldad con pensamientos malos, serán atormentados eternamente en el lago de fuego. Aquellos que no comprenden que Dios mira todo, no son dignos de entrar en el reino de los cielos.
Sal. 33:13-15 『Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra. El formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras.』
Dios mira desde el cielo a cada uno. Las personas podrían pensar: "Hay incontables personas en esta tierra. Entonces, ¿cómo puede saber Dios todo lo que hace cada uno?" Incluso algunos de nuestros miembros de Sion podrían pensar: "El pastor no sabrá lo que estoy haciendo mientras pronuncia su sermón, porque hay muchos miembros que están rindiendo culto". Pero cuando están de pie en el púlpito, los predicadores pueden ver a cada uno de los miembros. De igual manera, cuando se ve desde el universo, la tierra está completamente expuesta ante Dios; esta es la manera en que Dios sostiene la tierra en la palma de su mano y la mira. Desde el punto de vista humano, parece que la tierra es muy grande y que hay numerosas personas en el mundo, y que si se esconden en lugares secretos, nadie podrá verlos. Sin embargo, todo está expuesto ante los ojos de Dios.
La mayoría de las personas del mundo piensan que nadie sabe lo que hacen, por eso sus corazones están llenos de confabulaciones para hacer maldad. Sin embargo, los que creemos en Dios debemos poner en nuestros corazones el hacer cosas buenas y glorificar a Dios, que está mirándonos. Desde el cielo Dios ve a todos los moradores de la tierra; él ve sus acciones, sean buenas o malas, y escudriña sus corazones.
Dios ve los pecados de todas las personas
En la historia de Eliseo, podemos ver la escena en la que Dios estaba observando un crimen. Naamán, que era general del ejército de Asiria, visitó al profeta Eliseo y fue curado de su lepra por el poder de Dios (2 R. 5:1-14). El trató de darle regalos valiosos por haberlo curado, pero Eliseo se negó. Entonces Giezi, el criado de Eliseo, se llenó de codicia cuando vio los regalos, y conspiró un plan malvado sin hacérselo saber a Eliseo.
2 R. 5:15-27 『Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo. Más él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. […] Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: […] correré yo tras él y tomaré de él alguna cosa. Y siguió Giezi a Naamán; y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien? Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos. […] él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen. Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte. El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? […] Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.』
Giezi, que no estaba consciente de que Dios lo estaba mirando, cometió el pecado de engañar al profeta Eliseo y deshonró a Dios. Incluso en ese momento, Dios estaba mirando desde el cielo. Debido a ese pecado, Giezi fue castigado con lepra, y la maldición de la lepra cayó sobre toda su descendencia.
Esta es la clase de pecado que estamos propensos a cometer cuando no estamos conscientes del hecho de que Dios mira todo. En los días de Josué, Acán también cometió un pecado con el pensamiento de que Dios no lo sabía. Él escondió en su tienda los tesoros dedicados a Dios entre el botín que los israelitas tomaron de Jericó cuando ellos conquistaron este pueblo.
Debido al pecado de Acán, Israel perdió la siguiente batalla, que era la batalla de Hai, en la que murieron muchos israelitas. Cuando Josué estaba sufriendo grandemente y se encontraba angustiado, Dios le dijo que alguien entre los israelitas había pecado, y reveló el pecado de Acán.
Jos. 7:1-21 『Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema: porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel. […] Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. […] Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; […] y fue tomado Acán […]. Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.』
Acán cometió el pecado de robar de Dios y también el pecado de no creer en Dios, pensando que nadie sabría lo que había hecho. Su pecado también fue expuesto completamente ante Dios. Finalmente, Acán y su familia entera fueron muertos. (Jos. 7:22-26).
Aprendiendo una lección del pasado, no debemos olvidar que Dios nos está observando con sus ojos como llama de fuego. Podríamos escapar de los ojos de los hombres, pero nada puede ocultarse de Dios. Dios nos está mirando constantemente.
Dios ve las buenas obras
En la Biblia, también podemos encontrar personas que siempre temieron a Dios, por eso ellos no cayeron en la tentación, a diferencia de Giezi y Acán. José es un buen ejemplo.
Cuando fue vendido como esclavo a Egipto por sus hermanos celosos, fue comprado por Potifar, un oficial egipcio. Mientras servía en la casa de Potifar, llevaba una vida fiel delante de Dios. Entonces, un día fue tentado a pecar.
Gn. 39:1-22 『Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, […] halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. […] Y era José de hermoso semblante y bella presencia. Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?』
Cuando un pensamiento malo entra en nuestras mentes, Satanás hace que dejemos de estar conscientes de la existencia de Dios, tentándonos a pensar: "¿Cómo el Dios invisible puede verme?" Sin embargo, José rechazó la tentación, pensando: "Ya que Dios me ve, ¿cómo puedo pecar delante de él?"
José siguió a Dios hasta el final, y llegó a ser el gobernante de Egipto porque Dios lo exaltó, aunque una vez fue puesto en prisión bajo falsos cargos. Durante los años de hambre que sufrió Egipto, él también pudo cumplir su deber filial ayudando a su padre Jacob, y no solo a él sino a toda su familia, mudándolos a la región de Gosén, por ello pudieron vivir cómodamente.
Por medio de la Biblia, podemos ver que quienes olvidaron el hecho de que Dios estaba siempre mirándolos, cometieron pecados y tuvieron un final miserable, mientras aquellos que fueron conscientes de este hecho hicieron la voluntad de Dios y recibieron grandes bendiciones de Dios. Piense en los tres amigos de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed-nego. Ellos enfrentaron una situación de riesgo de muerte, en la que no escaparían del castigo de ser echados al horno de fuego calentado siete veces más de lo usual, si se negaban a obedecer la orden del rey de adorar la imagen de oro. Incluso en esta desesperante situación, nunca cometieron el pecado de adorar un ídolo, porque eran conscientes de Dios. Por eso, cuando fueron echados al horno de fuego, Dios los rescató.
¿Qué pasó con Daniel? Los oficiales conspiraron para matarlo e hicieron una ley de que si alguno adoraba a algún otro dios u hombre excepto el rey, el tal debía ser arrojado a los leones. Sin embargo, Daniel nunca cesó de orar a Dios. Mirando todas sus obras elogiables, Dios lo rescató de los leones, cerrándoles la boca.
Dios mira el corazón humano
Como José, Daniel y los tres amigos de Daniel, nosotros también debemos vivir una vida bendita. Desde el cielo Dios nos mira todo el tiempo. Él ve no solo nuestras acciones, sino también nuestros corazones.
1 S. 16:7 『Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.』
Esto sucedió cuando el profeta Samuel visitó la casa de Isaí para ungir a uno de sus hijos como nuevo rey. Cuando vio a Eliab, el hijo mayor de Isaí, pensó que Eliab era aquel que Dios había escogido para ser rey, porque era alto y guapo. Sin embargo, Dios lo rechazó, diciendo: "El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón".
Dios mira y conoce todas nuestras cosas, y qué clase de pensamiento tenemos cuando lo seguimos. Por esto, los que tienen una mente deshonesta y distorsionada, nunca pueden llevar una vida bendecida por Dios. Debemos honrar a Dios, siendo honrados de corazón a través de la fe, esto es, siendo rectos ante los ojos de Dios.
Pr. 17:3 『El crisol para la plata, y la hornaza para el oro, pero Jehová prueba los corazones.』
Dios prueba nuestros corazones todos los días a fin de remover las impurezas de nuestro corazón una a una, y nos crea como hijos de Dios puros e intachables como el oro puro. No debemos olvidar que Dios incluso ve las cosas escondidas en nuestros corazones, así como nuestras obras, si son buenas o malas.
Mt. 15:7-9 『Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.』
Como lo expresado anteriormente, hay personas que reconocen y honran a Dios solo con sus labios. Ante los ojos de las personas, parece que creen en Dios, pero Dios dice que ellos realmente no creen en él.
En el caso de Acán y Giezi, ellos también eran del pueblo de Israel, que decía creer en Dios, pero negaban a Dios con sus obras. Los que no tienen una fe correcta en Dios, sino que abandonan su voluntad y siguen haciendo maldades diciendo que honran a Dios, nunca podrán ser reconocidos por Dios como su pueblo (Mt. 7:21-23).
Dios ve lo que es hecho en secreto
Aquellos que están conscientes que Dios los observa, son personas que realmente adoran a Dios, en quienes Dios se alegra. Dios siempre nos mira en secreto.
Mt. 6:1-4 『Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. […] Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.』
Aunque nuestra izquierda no sepa lo que hace nuestra derecha, Dios sabe todo. Él nos mira a nosotros, su pueblo, cuando hacemos lo que es bueno y justo; y también mira cuando somos perseguidos al guardar nuestra fe.
Mt. 6:5-6 『Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres, de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.』
Mt. 6:16-18 『Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; […] para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.』
Jesús enfatizó repetidamente que no debemos hacer cosas que sean vistas por los hombres, sino que seamos conscientes de Dios que siempre nos mira en secreto. No debemos ser como el niño de la historia anterior que pensó que no había nadie a su alrededor porque no podía ver a nadie, sino que debemos ser sabios para mirar al técnico de electricidad que está mirando desde lo alto del poste.
Si no estamos conscientes del hecho de que Dios nos mira, podemos llegar a ser malos y servir como esclavos a la falsedad. El pecado brotó en los corazones de las personas cuando pensaron que nadie sabría lo que habían hecho y cuando trataron de esconderlo. No obstante, los que estuvieron conscientes de Dios, que ve lo que es hecho en secreto, fueron grandemente bendecidos por Dios debido a su juicio y acción correcta.
Hoy día, como cualquier otro día, Dios mira nuestros corazones y mira todo lo que hacemos con sus ojos como llama de fuego. Cuando estemos conscientes de Dios, encontraremos un futuro brillante, como José, Daniel y sus tres amigos. Nunca olvidemos el hecho de que servimos a Dios que ve todo, y obedezcamos la buena voluntad del Padre y de la Madre graciosamente desde nuestros corazones, y sigámoslos hasta entrar en el eterno reino de los cielos.