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Proclamen la gloria de Jerusalén al mundo
Cada una de las profecías de la Biblia se ha cumplido sin falta en la historia de la humanidad, e incluso continúan cumpliéndose hasta hoy. Algunas profecías, que quedan sin cumplirse, sin falta se cumplirán muy pronto, según la providencia de Dios.
Ahora, tenemos la profecía de la Biblia más importante delante de nosotros. Dios dijo que la gloria de Jerusalén sería proclamada a todas las naciones del mundo. Aunque exista una profecía, si no pedimos a Dios ni nos esforzamos por cumplirla, su cumplimiento se retrasará y nosotros no participaremos en la gloria que está profetizada. Como soldados del ejército celestial de Sion, debemos ir al paso de la profecía y proclamar la gloria de Jerusalén al mundo entero.
Jerusalén será puesta por alabanza en la tierra
El profeta Isaías profetizó acerca de Jerusalén, que sería puesta por alabanza y glorificada en la tierra, como sigue.
Is. 62:6-7 『Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra.』
Is. 66:10-14 『Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; […] para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; […]』
La profecía acerca de Jerusalén se menciona muchas veces en el libro de Isaías. La Biblia dice que la voluntad de Dios es que Jerusalén sea puesta por alabanza por todas las naciones del mundo, y que nosotros, todos los hijos de Dios, seamos consolados y nos alegremos en Jerusalén.
¿Quién es Jerusalén, la cual será puesta por alabanza y glorificada por todas las naciones del mundo? Como ya es bien sabido, Jerusalén es un lugar específico localizado en Medio Oriente. ¿Cómo puede una simple ciudad llamada Jerusalén ser establecida por Dios mismo y ser alabada y glorificada por todas las naciones de la tierra? ¿Cómo podríamos ser llevados y consolados en los brazos de Jerusalén, si esta indicara un lugar físico?
Tomar las profecías literalmente, solo incrementaría nuestras dudas. Como la Biblia dice:"Acomodando lo espiritual a lo espiritual" (1 Co. 2:13), es necesario saber que la Biblia habla de la Jerusalén espiritual y no de la Jerusalén terrenal.
La Jerusalén celestial es nuestra Madre
La Biblia menciona no solo a la Jerusalén terrenal, sino también a la Jerusalén celestial. Ahora, averigüemos lo que Dios nos quiere mostrar a través de Jerusalén.
Gá. 4:26 『Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.』
Está escrito que la Jerusalén de arriba es nuestra madre. La Biblia personifica a Jerusalén en la tierra para mostrarnos su realidad, que es nuestra Madre la Jerusalén celestial. La Biblia dice que seremos consolados en Jerusalén y nos saciaremos de los pechos de sus consolaciones. Esto nos muestra que nosotros, los hijos de Jerusalén, creceremos espiritualmente, siendo consolados por nuestra Madre celestial, como un niño que es mimado en los brazos y sobre las rodillas de su madre.
La Biblia profetiza que Jerusalén será alabada y glorificada en la tierra. Esta profecía no se refiere a la Jerusalén terrenal localizada en Medio Oriente. Como atalayas espirituales, debemos proclamar la gloria de Dios a todas las naciones y testificar claramente que la firme voluntad de Dios es que Jerusalén sea alabada en toda la tierra.
Hasta que esta profecía se cumpla plenamente, debemos orar siempre a Dios para que llegue pronto el día en que la gloria de Jerusalén nuestra Madre se proclame al mundo entero. La obra del evangelio se completará cuando la Madre sea proclamada y revelada a todas las naciones del mundo.
La Biblia continúa explicando:
Gá. 4:27-31 『Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.』
Nosotros somos los hijos de la mujer libre, nuestra Madre, y también los hijos de la promesa. Lo que Dios nos prometió es la vida eterna (1 Jn. 2:25). Por consiguiente, los hijos de la promesa pueden ser llamados los hijos de la vida eterna. Ya que somos los hijos de la Madre, llegamos a ser hijos de la promesa que pueden recibir la vida eterna y heredar el reino de los cielos.
Los hijos de la promesa como Isaac
A Sara le nació un hijo de Abraham,"Isaac", el cual llegó a ser el heredero de Abraham. Sara, la esposa de Abraham, representa a nuestra Madre celestial. Por esta razón, la Biblia nos llama"hijos de la promesa como Isaac"
Abraham, el antepasado de la fe, representa a Dios Padre. Averigüemos qué relación existe entre Abraham y Dios, a través de la parábola del rico y Lázaro que Jesús habló.
Lc. 16:19-31 『Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, […]』
En la parábola, cuando Lázaro y el hombre rico mueren, Lázaro es llevado al seno de Abraham y el hombre rico es llevado al Hades, y está en tormento. Lo que resulta sumamente extraño es que el hombre rico, estando en el Hades, llama a Abraham en el cielo:"Padre Abraham".
Solo Dios puede ser llamado Padre en el mundo espiritual. En otras palabras, Abraham representa a Dios.
La historia de la familia de Abraham está descrita en varias partes del libro de Génesis en la Santa Biblia. En la familia de Abraham, el problema de la herencia se menciona muchas veces, y finalmente Isaac, a quien Sara dio a luz, llegó a ser el heredero de Abraham. Fue Sara, la madre de Isaac, quien jugó un papel crucial en la decisión de la herencia.
¿Por qué tantos versículos de la Biblia describen específicamente la historia de una familia? Ciertamente hay una razón. La historia de la familia de Abraham nos muestra que Jerusalén nuestra Madre juega un papel decisivo al calificarnos como herederos de Dios que heredarán su reino.
La familia de Abraham y la Madre
Gn. 15:1-5 『Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram [el nombre original de Abraham] en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.』
Abraham tenía 85 años de edad, pero aún no tenía hijos. Por eso, él quería que Eliezer, un esclavo nacido en su casa, fuera su heredero. Sin embargo, Dios dijo que Eliezer no era el indicado para ser el heredero de Abraham, y que un hijo suyo sería su heredero.
Gn. 16:1-6, 15-16 『Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. […] Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. […] Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.』
Sara, la esposa de Abraham, dio a su sierva Agar a su esposo como su concubina. Cuando Agar concibió, comenzó a mirar con desprecio a Sara. Ya que Sara no podía tener hijos, fue despreciada por su sierva. Y continuó sufriendo y afligiéndose mentalmente cerca de 14 años, tiempo en que nació Isaac.
Cuando Agar dio a luz a Ismael, parecía que Abraham tenía un heredero. Sin embargo, Dios le dijo a Abraham:"Un hijo tuyo será el que te heredará". No era la voluntad de Dios que Ismael fuera el heredero de Abraham. Dios quería que el heredero de Abraham fuera un hijo que le naciera de su esposa Sara, la mujer libre.
Gn. 17:1-7, 15-19 『Era Abram de edad de noventa y nueve años, […] Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.』
Abraham asumió que Ismael sería su heredero. No obstante, Dios dijo que establecería su pacto con Isaac, a quien Sara le daría a luz. Dios no permitió que Eliezer fuera el heredero de Abraham, porque él no era su propio hijo. A pesar de que Ismael era hijo de Abraham, Dios lo rechazó como su heredero porque había nacido de una esclava. Dios reconoció solo a Isaac, quien nació de Sara.
Como Dios lo había prometido, un año después Sara dio a luz un hijo, Isaac, quien llegó a ser el heredero de Abraham, por medio de su madre Sara (Gn. 21:1-12).
La herencia celestial es dada a través de la Madre
La historia de la familia de Abraham nos muestra a través de quién podremos llegar a ser hijos de Dios y herederos del reino de Dios. Dios ha hecho a los que son como Isaac, hijos de la promesa, y les ha permitido la bendición de la vida eterna. Así como Isaac fue elegido como heredero de Abraham a través de su madre, nosotros también podemos llegar a ser herederos de Dios a través de nuestra Madre, y disfrutar de la preciosa bendición de la vida eterna.
Los que no conocen a nuestra Madre Jerusalén nunca podrán llegar a ser hijos de la promesa como Isaac. Dios dijo:"Un hijo tuyo será el que te heredará". Ismael era el hijo primogénito de Abraham, y era 14 años mayor que Isaac. Sin embargo, ¿por qué Dios no aceptó a Ismael como heredero de Abraham? Ismael representa a los que conocen a Dios solo como Padre. No obstante, la Biblia testifica claramente que también existe Dios Madre.
Dios ha determinado no entregar la herencia celestial a los que no tienen parte con él. Él no acepta como sus herederos a los que solo creen en Dios Padre y no en Dios Madre. Es la Madre quien tiene la última clave. Todo en esta tierra es figura y sombra de lo que está en el cielo. Si pensamos por qué Dios permitió que la vida física fuese dada a través de la madre, podremos comprender cuál es la voluntad divina.
Ciertamente existe una razón por la que Dios establece a Jerusalén y la pone por alabanza en toda la tierra. La historia de la familia de Abraham muestra cuánto ha sufrido la Madre hasta ser glorificada. Sin embargo, esto muestra solo una pequeña parte de su sufrimiento. Hasta que recibimos la vida eterna prometida por Dios, ha existido un gran sacrificio de la Madre, quien ha sufrido mucho durante seis mil años a fin de guiar a sus hijos al cielo. La Madre nos concede a sus hijos la vida eterna a través de sus dolores invisibles e inexpresables. Por esta razón, Dios no descansará hasta poner a la Madre por alabanza en toda la tierra. La Biblia describe la escena en la que los hijos de Dios, que han recibido a la Madre Jerusalén, mamarán y serán saciados de los pechos de sus consolaciones, deleitándose con el resplandor de su gloria, como niños.
La Biblia da testimonio de la Madre celestial
La existencia de nuestra Madre celestial ya está escrita en Génesis. Regresemos al tiempo en que nuestra Madre celestial hacía el trabajo de la creación junto con nuestro Padre celestial.
Gn. 1:26-27 『Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.』
Cuando Dios creó al hombre a su imagen, creó al varón y a la mujer a imagen de Dios. Esto sugiere que existen dos imágenes de Dios: masculina y femenina. Es por ello que Dios dijo en el momento de crear al hombre:"Hagamos al hombre", en lugar de decir:"Haré al hombre".
Incluso antes de la creación del mundo, ambas imágenes de Dios ya existían: la imagen masculina de Dios y la imagen femenina de Dios. Por lo tanto, los que han recibido solo a Dios Padre no pueden ser los herederos de Dios. Aunque vivan junto con la familia de Abraham y lo llamen Padre, no pueden heredar sus bienes, así como Eliezer e Ismael, que no eran hijos de Sara, y no heredaron los bienes de Abraham.
Si llamamos a Dios sin conocerlo correctamente, no podemos comunicarnos con él. Podremos adorar a Dios correctamente cuando lo conozcamos.
Guardando la voluntad de Dios en la mente, proclamemos rápidamente a nuestra Madre Jerusalén, quien es la vida, a todas las naciones del mundo. Dado que el reino de los cielos está cerca de nosotros, llevaremos mucho más fruto si proclamamos completamente la gloria de nuestra Madre Jerusalén. La profecía de Dios se cumplirá de seguro si creemos en ella y la ponemos en práctica.
Proclamen la gloria de la nueva Jerusalén al mundo entero
Tenemos que cumplir las profecías de la Biblia diligentemente. Los jóvenes como el rocío del alba deben levantarse; el evangelio debe ser predicado a todas las naciones; y los 144 mil profetizados que Juan vio, vendrán al monte de Sion y serán guiados por el Espíritu y la Esposa.
No debemos demorar en hacer la obra de Dios. Incluso en este momento, el tiempo pasa. Haciendo nuestro mejor esfuerzo en cada momento, proclamemos la gloria de nuestra Madre Jerusalén. Probablemente algunos intentarán difamar la gloria de Jerusalén, así como Tobías y Sambalat. No obstante, en medio de sus impedimentos, se terminó la ciudad de Jerusalén, porque era la obra del Espíritu Santo, y no algo que los hombres hacían por sí mismos. Todos hemos experimentado la obra del Espíritu Santo en la Fiesta de Predicación de la Fiesta de los Tabernáculos. El número de almas que encontramos en la semana de la fiesta de predicación, es casi igual que el número de almas que encontramos en un año. ¿Cómo podríamos decir que es la obra de los hombres? Ya que todos nos hicimos uno con piedad filial hacia nuestra Madre Jerusalén, ocurrió la grandiosa obra del Espíritu Santo, como el buen hijo de una antigua historia coreana que conmovió el cielo y pudo encontrar fresas para su anciana madre en medio del invierno.
Ahora, por medio del fuego del Espíritu Santo, proclamemos la gloria de nuestra Madre Jerusalén al mundo entero. Entonces todas las naciones vendrán juntas a ver la gloria de Dios, y cuando cada uno de ellos regrese, proclamarán la gloria de Dios en su país (Is. 66:18-19). ¡Qué sorprendente!
Nuestra misión es proclamar la gloria de Jerusalén a todo el mundo. Cuando el ejército de Gedeón de 300 guerreros quebraron los cántaros, levantaron las antorchas y gritaron:"¡Por Jehová!", pudieron vencer a 135 mil hombres y obtener una gran victoria. De la misma manera, cuando gritemos la gloria de Jerusalén, ocurrirá una obra maravillosa. Ahora es el momento de quebrar los cántaros y levantar bien alto las antorchas. Gritemos todos juntos, levantando las antorchas.
Levantémonos y alumbremos la luz del evangelio al mundo entero. Esperando el día en que la gloria de Dios alumbre a todo el mundo, proclamemos diligentemente la luz de la gloria de la nueva Jerusalén al mundo entero.