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Ninguna parte de los sermones en texto puede ser imprimida o difundida. Por favor, grabe en su corazón lo que ha entendido, para compartir la fragancia de Sion.

Los que trabajan para la gloria de Dios

Ahora, ha llegado el esperanzador año nuevo. Creo que 2009 será el año en el que nosotros, el pueblo de Sion, que hemos recorrido diligentemente el camino de la fe, debemos llegar a un nuevo entendimiento y renovar nuestra decisión. Estamos guardando todos los mandamientos de Dios, incluyendo las siete fiestas de tres tiempos del nuevo pacto, como el día de reposo y la pascua. Pero ahora es el momento de que prestemos atención a la clase de actitud que debemos tener como cristianos cuando servimos a Dios.

Necesitamos comprender rápidamente lo que Dios quiere de nosotros y ponerlo en práctica. Cuando Dios nos dice que nos unamos, debemos unirnos; cuando Dios nos dice que amemos a nuestros hermanos y hermanas como a nosotros mismos, debemos amarlos con todo nuestro corazón; cuando Dios nos dice que demos buenas cosas a los hermanos y hermanas así como Abraham concedió lo mejor a su sobrino Lot y fue bendecido con lo mejor, debemos conceder lo mejor a los hermanos y hermanas y ser considerados con ellos. Cuando comprendamos todo lo que Dios nos ha dicho que hagamos y lo pongamos en práctica completamente, el evangelio se predicará al mundo entero.

Esta vez, estudiemos las enseñanzas bíblicas acerca de la actitud de glorificar a Dios en todas las cosas.


Todo lo que haga, hágalo para la gloria de Dios

La primera virtud de los que creen en Dios es glorificar a Dios. Sentimos alegría y satisfacción cuando hacemos algo para la gloria de Dios, sea algo pequeño o grande, pensando en el reino de Dios.

1 Co. 10:31 "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios."

En Sion, la ciudad de la verdad, cualquier cosa que hagamos –comer, beber, conversar, predicar o rendir culto–, necesitamos hacerlo para la gloria de Dios. "Todo lo que hagamos" , debemos hacerlo para la gloria de Dios y también debemos glorificar a Dios en "cualquier situación" .

Es fácil glorificar a Dios cuando estamos felices o contentos. Pero los que verdaderamente creen en Dios deben glorificarlo en todas las circunstancias, incluso en las penas y en las dificultades. Este es el deber del pueblo de Dios.

Hubo un enorme terremoto en Pakistán que causó muchas muertes, heridos y refugiados. Cuando un reportero entrevistó a las personas que lloraban amargamente después de perder a los miembros de su familia, sorprendentemente dijeron que esta era la voluntad de su dios y ninguno de ellos se quejó contra él.

Hasta los que creen en otras religiones afirman que todo sucede según la voluntad de su dios. ¡Cuánto más debemos nosotros, que creemos en el Dios verdadero que creó todas las cosas y gobierna el universo, considerar la voluntad de Dios y glorificar a Dios en todo! Aunque suframos dolor, aflicción y dificultades, pequeños o grandes, mientras vivamos en esta tierra, si glorificamos a Dios constantemente, de cierto Dios nos concederá un futuro lleno de bendición.

Desde otro punto de vista, puede ser una bendición encontrarse en circunstancias más difíciles que los demás. Ya que somos débiles e imperfectos en muchos aspectos, necesitamos más a Dios y llegamos a pedirle su ayuda en todo con más fervor. Creyendo que todo se cumple según la voluntad de Dios, debemos glorificar más a Dios.


Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron

En una oportunidad Jesús sanó a diez leprosos, pero solo uno de ellos regresó para agradecerle y glorificarlo. Entonces Jesús lamentó la ingratitud de los nueve leprosos que no agradecieron ni glorificaron a Dios (Lc. 17:11-19). Como los diez leprosos, hay quienes glorifican a Dios y también quienes son tacaños para agradecer y se quedan callados, a pesar de haber recibido la misma gracia de Dios. Como el hombre que vino a Dios para glorificarlo mientras que los otros leprosos fueron completamente ajenos a la gracia de Dios, nosotros, los hijos de Sion, debemos agradecer y glorificar a Dios en todo: en lo pequeño y en lo grande, estando contentos en cualquier situación.

Hasta el profeta Moisés fue considerado indigno por Dios, cuando no reveló completamente la gloria de Dios y trató de mostrar su propia gloria. Al ver la historia de los israelitas en el desierto, podemos ver que cuando Moisés sacó agua de la peña con el poder de Dios, habló como si lo hubiera hecho por sí mismo. Él pronunció esas palabras cuando estaba preocupado y afligido, porque el pueblo se quejaba constantemente contra él. Pero a causa de esto, Moisés no pudo entrar en Canaán; murió cuando estaban por llegar a su destino (Nm. 20:2-13, 27:12-14, Dt. 32:48-52, 34:1-8).

Ro. 15:4-7 "Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios."

Cada vez que vemos la historia de Israel, debemos aprender la lección viva de que estamos obligados a glorificar siempre a Dios, y debemos grabar la lección en las tablas de nuestro corazón, a fin de poder ser lo suficientemente dignos de entrar en la Canaán celestial que Dios nos ha prometido.

En el caso del rey Nabucodonosor, cuando pensó arrogantemente que él había edificado la gran Babilonia con su propio poder, Dios le dio la mente de un animal en lugar de la de un hombre. Después de perder su trono, vivió con los animales salvajes, como un animal, durante siete años. Él comprendió tarde que es Dios quien controla todas las cosas, y glorificó a Dios. Solo en ese momento recobró la sanidad, además de su trono (Daniel 4).

Si caemos en la ilusión de que la obra de la salvación de Dios se realiza por la habilidad del hombre, no podemos glorificar a Dios, sino que fácilmente nos emocionamos con el sentimiento de impotencia o de arrogancia. El rey Saúl pensaba que él gobernaba Israel con su propio poder, pero Dios guió la historia de Israel por medio de David en lugar de Saúl, y por medio de Salomón después de David.

El glorioso camino del evangelio se abre no porque uno mismo lo haya hecho bien, sino por el poder de Dios. Todo es posible por el poder de Dios, y no hay nada que no hayamos recibido de Dios.


Glorifiquen a Dios, como templo de Dios

Dios gobierna el mundo y el universo. Dios puede hacer todas las cosas solo, y puede usar a cualquiera para cumplir su propósito. Pero, Dios nos ha escogido entre seis billones de personas. La Biblia nos muestra la razón por la que Dios nos ha enaltecido como sigue:

1 Co. 6:19-20 "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios."

Dios nos ha comprado con su propia sangre a fin de llevarnos a su reino, creándonos como los seres que puedan glorificar a Dios. La tierra está llena de personas que se quejan, pero en el reino de Dios no hay nadie que se queje. El reino de los cielos es solo para los que piden que se cumpla la voluntad de Dios, dándole gracias incluso cuando las circunstancias no son favorables para ellos.

Ya que hemos sido comprados por precio, los hijos de Sion siempre debemos glorificar a Dios. En la iglesia primitiva, la obra del Espíritu Santo del día de Pentecostés se realizó poderosamente. Esto fue porque los discípulos glorificaron a Dios en obediencia a las enseñanzas de la Biblia.

2 Co. 4:14-18 "Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."

Nuestros sufrimientos presentes se convierten en una semilla y fertilizador de la gloria eterna que recibiremos después. La mayoría de las personas son completamente ajenas a la gracia que Dios les concede, y no glorifican a Dios cuando les vienen situaciones difíciles. Pero nosotros, los hijos de Sion, debemos aprender cómo venerar y glorificar correctamente a Dios, como Job que glorificó a Dios diciendo: "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21). La pena y el sufrimiento que atravesamos son un proceso temporal para ir a la gloria del reino de Dios. Dios quiere que sus hijos soportemos los sufrimientos temporales de nuestra vida con el fin de que podamos disfrutar la gloria eterna.


Diferencia entre los que sufren los desastres y los que reciben la salvación

Cada uno de nosotros es un templo del Espíritu Santo donde Dios mora. Por eso, debemos ser un templo que siempre sirva y glorifique a Dios, y no un templo que niegue y rechace a Dios. Si Dios nos deja, surgen las quejas y caemos en la trampa de la arrogancia, pensando que todo se logra por nosotros mismos, y no por Dios.

Jer. 13:15-17 "Escuchad y oíd; no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado. Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas. Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo."

Glorificar a Dios siempre debe ser nuestra costumbre y nuestra vida misma. Si tenemos el pensamiento necio de que "nada puede hacerse sin mí" , o "lo hice por mí mismo" , el  Espíritu de Dios nunca puede morar en nosotros.

Todas las cosas malas, las cosas que no queremos, ocurren cuando no glorificamos a Dios. Dios cumple sin falta hasta la más mínima promesa de la Biblia. Si ahora se produce un resultado insuficiente, necesitamos examinarnos cuidadosamente, en lugar de averiguar la razón de Dios.

Ap. 16:8-9 "El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria."

Los que no glorifican a Dios están destinados a sufrir desastres al final. Aun sufriendo por los desastres, todavía tienen la oportunidad de arrepentirse de sus pecados y glorificar a Dios, pero ellos siguen blasfemando la gloria de Dios hasta el último momento y traen sobre sí mismos destrucción. Por el contrario, los hijos de Dios reciben las bendiciones de Dios. Juan vio mediante una revelación a los hijos de Dios glorificándolo. Veamos la escena en Apocalipsis.

Ap. 19:1-10 "Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro […]. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! […] Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. […] Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."

A través de los versículos anteriores, podemos comprender completamente qué clase de fe posee el pueblo del cielo, adonde vamos a ir. Los seres espirituales del cielo y todas las personas que han venido a las bodas del Cordero, están glorificando a Dios. El ángel que mostró la visión a Juan, también les enseñó a adorar solo a Dios. Esta es una enseñanza en el mundo celestial.

Ya que los ángeles ya han comprendido esto, ¿cómo pueden ser el "sacerdocio real" (He. 2:9) los que no glorifican a Dios, teniendo autoridad sobre los ángeles? Necesitamos pensar acerca de qué clase de fe tenemos ahora y qué resultado nos traerá, y debemos dar gracias en todo, y alabar y glorificar eternamente a Dios.


Tenemos que mostrar la gloria de Dios

Ahora estamos realizando el movimiento de salvar al mundo entero. Ninguno de nosotros debe limitarse a mirar hasta que Dios cumpla todo, sino que debemos ser más entusiastas para mostrar la gloria de Dios, reflexionando sobre qué hacer y cómo hacerlo, a fin de ir de la mano de la voluntad de Dios. Algunos mostramos la gloria de Dios mediante la predicación, otros a través de las buenas obras, y otros practicando al menos un poco las enseñanzas de Dios en la vida diaria. Cuando mostremos fervientemente la gloria de Dios, toda la obra del evangelio se cumplirá.

En las profecías de algunos profetas, nosotros somos descritos como los que muestran la gloria de Dios.

Is. 60:21-22 "Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto."

Cuando se muestre la gloria de Dios, Sion, que era débil y pequeña, será un pueblo fuerte. A fin de salvar al mundo según la voluntad de Dios que no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento, los que hemos sido llamados primero siempre debemos mostrar la gloria de Dios.

En la Lección de la Madre, está escrito: "Si glorificamos a Dios, esa gloria volverá a nosotros mismos" . Cada vez que glorificamos a Dios, se acumulan bendiciones espirituales en nuestro granero espiritual. Pero cuando nos quejamos, las bendiciones desaparecen en un instante. Por tanto, los hijos de Sion debemos acumular bendiciones glorificando a Dios todos los días.

Cuando todas las naciones vengan a Sion como está profetizado, aprenderán de los que han sido llamados primero y seguirán las enseñanzas del nuevo pacto. Nosotros debemos ser un ejemplo de fe para los miembros nuevos, tanto en el hablar como en las obras. ¿Qué sucedería si Sion se llenara de personas que se quejan hasta por cosas pequeñas, en lugar de mostrar la gloria de Dios? Dios nunca permite que nazcan frutos en ese lugar. Los padres hacen que sus hijos eviten las malas compañías y que hagan amistades de quienes puedan aprender. De igual manera, Dios confía las almas que son más preciosas que el mundo entero, a los que están llenos de gracia, de quienes las almas pueden aprender.

Is. 61:1-3 "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya."

Somos el pueblo de la profecía que mostrará la gloria de Dios, La actitud de glorificar a Dios debe ser la base de nuestra fe. Si tenemos esa actitud de fe, Dios nos permitirá encontrar rápidamente a nuestros hermanos y hermanas, y Sion estará todos los días llena de buenos frutos espirituales. Dando gloria a Dios en todo, cumplamos rápidamente la obra de salvar al mundo, a fin de glorificar a Dios para siempre en el eterno reino de los cielos, como el "real sacerdocio" .