Ninguna parte de los sermones en texto puede ser imprimida o difundida. Por favor, grabe en su corazón lo que ha entendido, para compartir la fragancia de Sion.
Los regalos de Dios
¿Qué sucedería si recibiéramos muchos buenos regalos de Dios todos los días mientras vivimos en este mundo? Cada vez que recibamos regalos de Dios, siempre estaremos felices y también agradecidos. En realidad, Dios nos da un regalo en todo momento, todos los días. No obstante, ya que no podemos entender que lo que recibimos es un regalo, a veces no somos agradecidos y en cambio nos quejamos, y no podemos glorificar a Dios.
Una dificultad que nos ocurre es un regalo de Dios, y algo alegre también es un regalo de Dios. Nuestra familia y nuestros vecinos y todas las personas que encontramos son todos regalos de Dios. Incluso un padecimiento que podamos sufrir es en realidad un regalo de Dios. Si comprendemos que todo lo que se nos permite hoy es un regalo de Dios, podremos avanzar con una fe completa, sin caer en tentación sino siempre dando gracias a Dios.
Un regalo de Dios que se nos concede todos los días
Nosotros recibimos muchos regalos de Dios y vivimos en sus beneficios. Supongamos que Dios no nos diera la luz del sol. La temperatura caería a cientos de grados bajo cero todo el año, y la existencia de los mismos seres humanos sobre la tierra sería imposible.
¿Y qué pasaría si Dios no diera a la humanidad agua ni oxígeno? Algunos dicen que la ciencia nos permite hacer agua combinando hidrógeno y oxígeno. No obstante, si no se les permitiera usar ninguna de las creaciones de Dios y tuvieran que hacer agua creando hidrógeno y oxígeno por sí mismos, nunca podrían hacer ni una taza de agua, aunque se esforzaran. Además, si los humanos tuvieran que crear oxígeno para hacer agua por sí mismos, para beberla durante su vida, no podrían pagar los enormes costos.
Si Dios no nos concediera estos regalos todos los días, no podríamos vivir ni un solo día. Sin embargo, a pesar de que hemos estado usando libremente las cosas que Dios nos ha dado, probablemente hemos vivido sin agradecer completamente a Dios. Debemos estar agradecidos por todo, pero a veces solo nos comparamos exteriormente con otros, y probablemente por eso sentimos privaciones relativas: “Esa persona tiene muchas cosas grandes y espléndidas, mientras yo solo tengo estas cosas pequeñas y comunes”.
No hay nadie que viva sin sufrimientos. Todas las personas –no solo las personas comunes, sino también las celebridades que se ven espléndidas y las que tienen gran autoridad o riquezas– llevan una vida muy difícil. Aparentemente son felices, pero por dentro tienen más preocupaciones y dolores que otros, para poder mantener lo que poseen.
Dios nos ha dado todo como un regalo, bueno y provechoso. Para cambiar nuestro corazón malagradecido a uno agradecido, Dios nos da esta enseñanza.
1 Ts. 5:16-22『Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo,porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.』
Para estar siempre gozosos, orar sin cesar y dar gracias en todo, no debemos olvidar que todo lo que nos rodea es un regalo que Dios nos ha dado para refinarnos. En nuestro viaje al cielo, no sabemos en qué somos imperfectos, pero Dios sabe todo acerca de nosotros. Sabiendo todas estas cosas, Dios nos ha puesto en las mejores circunstancias. Por eso, la Biblia nos dice que estemos siempre gozosos y que demos gracias en todo.
Todos tienen defectos. Algunos tienen un temperamento muy irritable, y otros son muy calmados. Algunos son muy fríos, y otros están llenos de energía. Dios ha dado a cada uno de nosotros un regalo adecuado, y está refinando nuestro corazón y volviendo a crearnos como perfectos seres celestiales.
Pr. 17:1-3『El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones.』
Mire a su alrededor. Un esposo atento o un esposo violento como un tigre; una esposa cuidadosa y tierna o una esposa egoísta; un hijo obediente o un hijo problemático… Todos y cada uno de ellos son un regalo que Dios le ha dado para llevarlo al reino de los cielos. Aunque las personas de nuestro alrededor tienen diferentes pensamientos y opiniones que nosotros, ellos también son regalos que Dios nos ha dado.
Aunque alguien nos diga cosas poco agradables, tenemos que comprender que Dios ahora está tratando de ayudarnos a cultivar una fe resistente. Si alguien solo nos dice cosas buenas, no hay manera de averiguar si somos pacientes o impacientes. No debemos lamentarnos: “¿Por qué solo hay esta clase de personas a mi alrededor, aunque Dios puede poner personas más amables, respetables y talentosas?” En lugar de esto, debemos comprender que Dios nos está bendiciendo por medio de esta clase de situación. “Ya que mis defectos no pueden ser arreglados sin pasar por esta clase de situaciones, Dios ha creado todas las circunstancias favorables para mí.” Si comprendemos esto, podremos vivir agradecidos incluso por lo que carecemos.
El pueblo de Dios sacrifica ofrendas de gratitud
Hoy también, Dios nos da luz solar como energía, oxígeno fresco, agua limpia y personas amadas. Por eso, no tenemos nada que envidiar en el mundo. Las circunstancias que se nos han dado y todo lo que nos ha ocurrido hoy, son regalos de Dios para nosotros. Creyendo en esto, demos gracias a Dios siempre.
Sal. 50:23『El que ofrece sacrificio de acción de gracias me honra; y al que ordena bien su camino, le mostraré la salvación de Dios.』 (Versión La Biblia de las Américas)
Ro. 1:21-22『Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,』
La Biblia nos dice que el que ofrece sacrificio de acción de gracias honra a Dios. Los que no son agradecidos no pueden honrar a Dios. Aunque profesan ser sabios, se hicieron vanos y necios, por lo que no pueden evitar caer en la ignorancia y perder el reino de los cielos.
Dios vino a esta tierra para salvar y buscar lo que se había perdido, y nos dio las leyes del nuevo pacto y todas las enseñanzas de la verdad. En el proceso de guardar la verdad del nuevo pacto y ponerla en práctica, a veces hay cosas fáciles y a veces nos esperan cosas difíciles. No obstante, todos estos procesos son finalmente un regalo que Dios nos concede para regresarnos al reino de los cielos.
En la parábola dicha por Jesús, cuando el hijo pródigo pensaba que tenía mucha riqueza y que todo en el mundo saldría como lo había planeado, abandonó a su padre, dejó su hogar y se fue lejos a una provincia apartada para perseguir sus propios placeres. Sin embargo, cuando derrochó toda su riqueza en una vida desenfrenada y fue puesto en una situación desesperada en la que no tenía comida y hasta deseaba llenar su estómago con los algarrobos que comían los cerdos, pero nadie le daba nada, recordó a su padre y su hogar que había dejado, se arrepintió de su pecado, abandonó su vida disipada y regresó a su hogar (Lc. 15:11-24).
Así como el hijo pródigo sufrió muchas dificultades, nosotros también necesitamos a veces un proceso de pruebas. Dios puede concedernos inmediatamente todos nuestros deseos, pero si hace eso, podríamos pensar que todo en el mundo saldrá como lo hemos planeado, y abandonaremos a Dios y también su reino. Para concedernos la felicidad eterna, Dios a veces nos da sufrimientos temporales. En el proceso, necesitamos a Dios más urgentemente y llegamos a tener un anhelo más ferviente por el cielo, nuestro hogar espiritual, entonces podemos correr con más fuerza hacia el reino. Así es como Dios refina nuestros corazones.
Enseñanzas bíblicas acerca de la gratitud
Toda palabra que Dios nos ha dado también es un gran regalo de parte de él. Cada vez que abrimos la Biblia, Dios vierte sobre nosotros sus palabras, a través de las cuales nos guía al eterno reino de los cielos.
Si comprendemos esto, hablamos palabras de gratitud; pero si no lo comprendemos, no podemos sino pronunciar quejas, estando malhumorados, irritados y afligidos.
Ef. 5:4『ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.』
Si le damos a alguien un buen regalo, pero lo recibe molesto en lugar de estar agradecido, nunca sentiremos el deseo de darle un regalo de nuevo. La Biblia está llena de regalos y bendiciones muy grandes que nos guían al reino de los cielos. Ya que recibimos regalos de Dios todos los días, no debemos refunfuñar ni quejarnos como si no hubiéramos recibido nada.
Fil. 4:4-7『Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.』
Dios guarda el corazón y la mente de los que son agradecidos, pero no guarda a los que murmuran y se quejan. En el camino del desierto de los israelitas, Dios derramó maná del cielo sobre ellos, les sacó agua de la roca, y les concedió buenos regalos todos los días durante 40 años. Sin embargo, el pueblo siempre vertía sus quejas delante de Dios incluso por pequeños sufrimientos. Entonces Dios retiraba sus regalos de los malagradecidos. Como resultado, la protección de Dios cesaba y ellos eran destruidos en el desierto. Aprendiendo una lección de esta historia de Israel, no debemos olvidar dar gracias a Dios por los regalos que nos da todos los días.
Col. 2:6-7『Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.』
Col. 3:15-17『[…] y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.』
Los santos de la iglesia primitiva fueron ridiculizados y perseguidos por la gente, solo porque creían en Jesucristo hombre como Dios. Algunos fueron devorados por los leones y otros fueron quemados vivos en el Coliseo Romano, pero hasta el momento de ser martirizados, fueron firmes en la fe, rebosando de gratitud.
Esta es la voluntad de Dios para nosotros. Nosotros también seamos transformados en personas agradecidas y siempre demos gracias a Dios, pensando en la voluntad de Dios en todo. Si hay alguno a nuestro alrededor que ha muerto en la fe y ha sido llevado a los brazos de Dios, debemos dar gracias a Dios en lugar de quejarnos de él. Desde un punto de vista espiritual, estamos viviendo en esta tierra temporalmente, como extranjeros y peregrinos. Nuestro cuerpo regresa a la tierra porque proviene del polvo de la tierra, pero el espíritu que está en nosotros es dado por Dios, por eso si alguno termina su misión en esta tierra, debe regresar al reino de los cielos donde Dios mora (Ec. 12:7).
Los apóstoles y los santos como Esteban y Pablo atravesaron muchos sufrimientos en esta tierra. ¿Pero dónde están ellos ahora? Sin lugar a dudas, todos están siendo consolados en los brazos de Dios en el cielo, ¿verdad? Estando agradecidos a Dios por darnos esta bendición, nosotros también debemos soportar los sufrimientos y las dificultades con gratitud, y cumplir nuestra misión encomendada, anhelando el día de regresar a nuestro eterno reino espiritual.
Agradezcamos a Dios siempre, estando llenos de gratitud
Recordemos que la Biblia nos dice que demos gracias a Dios. Ya que Dios siempre nos da buenos regalos, ofrezcamos también buen fruto a Dios como un presente de gratitud.
1 Ts. 2:13『Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.』
1 Ts. 3:7-10『por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe; […] ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?』
En todas las ocasiones más importantes de nuestra vida de la fe, debemos cantar alabanzas a Dios con acción de gracias y retribuirle estando llenos de gratitud.Esta es la voluntad de Dios para con nosotros. Siguiendo la voluntad de Dios, los santos de la iglesia primitiva siempre agradecieron a Dios por sus regalos.
Nosotros también debemos tener esta clase de fe. Si algo difícil nos ocurre, quizá no comprendamos inmediatamente por qué Dios nos da sufrimientos. No obstante, cuando contemplamos nuestro pasado después que el tiempo ha pasado, podemos comprender que todo es un regalo de Dios.
2 Ts. 1:3-4『Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.』
2 Ts. 2:13-14『Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.』
Es deber del pueblo de Dios darle gracias siempre. Así como Dios nos dio el mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”, de la misma manera nos dio este mandamiento: “Dad gracias en todo”. Seamos agradecidos a Dios en todo, incluso en la persecución y en el sufrimiento. Entonces Satanás finalmente se rendirá y nos dejará, porque no tambaleamos sin importar cuánto trate de afligirnos. Para guiarnos a la salvación, Dios ha controlado la historia en todas las épocas, y hasta cuenta el número de cabellos de nuestra cabeza. Ya que Dios nos ha hecho el real sacerdocio del cielo y nos guía al eterno reino celestial, nunca podremos agradecer a Dios lo suficiente, aunque demos gracias eternamente por su favor.
El reino de los cielos es para los agradecidos
La razón por la que debemos estar llenos de gratitud todos los días, es que el reino de los cielos adonde estamos yendo es un lugar donde la alabanza y la gratitud sobreabundan. Los que se quejan nunca podrán entrar en el reino de los cielos.
Ap. 4:8-9『Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,』
Ap. 7:11-12『Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.』
La gratitud le pertenece a Dios. Por eso, los hijos de Dios, que participan en la “naturaleza divina”, deben dar gracias a Dios en todas las situaciones o circunstancias.
Todos tienen su propia cruz, como Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt. 16:24). Ya que las cruces que tomamos son nuestros sufrimientos y obstáculos para ir al cielo, hoy también Dios nos refina a través de dichos sufrimientos, y vuelve a crearnos como el pueblo celestial, los seres perfectos.
Dios nos da generosamente los regalos del cielo, que nosotros más necesitamos como ciudadanos celestiales (Fil. 3:20). Comprendiendo que todo es un regalo que Dios nos da para guiarnos al reino de los cielos, estemos gozosos y agradecidos en todo momento. En lugar de solo recibir regalos de Dios, también demos un buen regalo a Dios Padre y a Dios Madre. Deseo que todos ustedes tengan una vida llena de fe y de gratitud, y lleven al menos diez frutos, para ofrecerlos como regalos a Dios, y reciban abundantes bendiciones de Dios.