El día de expiación es el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado, en el cual se perdonaban los pecados que los israelitas habían cometido en un año (Lv. 23:27). Y ahora también debemos celebrar el día de expiación, a fin de ser perdonados de nuestros pecados cometidos durante un año. Sin celebrar el día de expiación, no podemos decir que nuestros pecados han sido perdonados. Por lo tanto, la Iglesia de Dios celebra el día de expiación según la enseñanza del segundo Cristo Ahnsahnghong.
El día de expiación es el día en que todos nuestros pecados cometidos durante un año son entregados al diablo; es por eso que Satanás hace todo lo posible por evitar que el pueblo de Dios celebre esta fiesta. Debemos saber identificar a los que obstaculizan esta fiesta permitida solo al pueblo de Dios.
Origen
Después de ser liberados de Egipto, los israelitas vivieron 40 años en el desierto. Dios llamó a Moisés al monte Sinaí para darle las leyes con las cuales gobernaría al pueblo. En respuesta al llamado de Dios, Moisés subió al monte Sinaí y, después de ayunar 40 días y 40 noches, recibió los diez mandamientos escritos por Dios mismo. Pero los israelitas pensaron que Moisés había muerto, pues no bajaba del monte después de 40 días; así, sintieron que habían perdido a su líder, y sugirieron hacer un dios que los llevara a la tierra de Canaán. Hicieron un becerro de oro y lo adoraron, y comieron y bebieron y bailaron delante de él. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, quedó consternado y enfurecido con lo que veía, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte. Y quemó en el fuego el becerro de oro que lascivamente adoraban, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel; y unos tres mil murieron a filo de espada.
Los israelitas que pecaron contra Dios al adorar ídolos, se arrepintieron amargamente de sus obras, y como respuesta Dios dio a Moisés las nuevas tablas de piedra de los diez mandamientos, lo cual significaba que estaba perdonando sus pecados. El día en que Moisés recibió los diez mandamientos por segunda vez, era el día de expiación, que se conmemoraba cada año (Éx. 32:1-35).
Ceremonia
(1) El macho cabrío Azazel representa a Satanás
En los tiempos del Antiguo Testamento, se sacrificaba un becerro como ofrenda de expiación para el sacerdote y un macho cabrío para el pueblo. Luego se echaban suertes sobre dos machos cabríos: una suerte por Dios y otra por Azazel; este último debía morir después de vagar por el desierto; los pecados del pueblo que se acumulaban temporalmente en el lugar santísimo, pasaban a la cabeza de Azazel el día de expiación, y el macho cabrío era enviado al desierto.
Esto muestra que nuestros pecados, que son llevados temporalmente a Cristo, representado por el lugar santísimo, son llevados a Satanás a través de fiestas como la pascua y el día de expiación, y cargando todos nuestros pecados, será destruido al final en el abismo, una tierra desolada como el desierto. Podemos entender este principio mediante el día de expiación (Lv. 16:6-22).
(2) El día en que el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo una vez al año
He. 9:7 『pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;』
Profecía y cumplimiento
La profecía de la ceremonia: los pecados del pueblo → eran llevados al lugar santísimo → en el día de expiación, eran llevados a Azazel → llevando los pecados sobre sí mismo, Azazel era atormentado en el desierto → el macho cabrío moría finalmente
El cumplimiento de la profecía: nuestros pecados → son llevados a Cristo → en el día de expiación, son llevados a Satanás, representado por Azazel → Satanás es atormentado en el infierno → finalmente es echado a la destrucción eterna.